Una casa a orillas del Ebro
«¿A quién le interesa Jesús? A quien lo necesita, ¿y quién lo necesita? Quien es consciente de sus propias heridas, de sus enfermedades, de su mal, de su insatisfacción, de su pecado», dice Julián Carrón en su libro-entrevista con Andrea Tornelli, ¿Dónde está Dios?
Con la conciencia despierta de la propia necesidad, con nuestras heridas personales, familiares, de salud, laborales… fuimos un grupo de amigos de Madrid, Soria, Barcelona, Huesca, Valencia y Zaragoza a ponernos con la confianza del que tiene un corazón de niño y la sencillez del que no tiene nada que defender a los pies de la Virgen del Pilar, para que ella, madre de Dios y madre, nuestra interceda ante su hijo por nosotros, ante Aquel que necesitamos.
Porque la «fe es lo que queremos vivir», porque «necesitamos una casa, un lugar en donde la palabra sea palabra… en donde la relación sea corazón… donde la compañía sea positiva, donde las palabras tengan un sentido y las intenciones tengan un sentido», y allí lo encontramos abundantemente; durante la peregrinación y el rezo de rosario por el margen del río Ebro, compartiendo la comida, en los testimonios de escuela, en las palabras del arzobispo, fue conmovedor: un acontecimiento, justo porque no es nuestro, porque no es nuestro esfuerzo, porque podría no haber sido y fue, ¡volvió a suceder! Y me tocó a través de una realidad humana, de rostros concretos de personas que se revelan más humanas que las demás, que viven la vida con una intensidad que fascina y me descubro capaz de afrontar las condiciones, las objeciones, las dificultades de la vida como una lucha, un camino que tengo que hacer instante tras instante en el que no estoy sola, en el que soy amada con mis errores, con mis límites porque esta compañía me ayuda a darme cuenta de lo que soy, me saca de mis reducciones, me hace ir hasta el fondo de las cosas, ¡me despierta el corazón!
Queda la gratitud, el gusto, el asombro, la alegría que surgen por la belleza de lo que ha sucedido, por la belleza de la verdad. Todo el designio de Dios es para que encontremos Quién responde.
Julia, Madrid