CL en España
Giussani en "Cobacha" <br>© Archivo personal Carmina Salgado

Apuntes de una historia

A principios de la década de los 70, dos jóvenes matrimonios afincados en Madrid y vinculados al mundo católico de izquierdas – HOAC y Editorial ZYX – conocen, en la feria del libro de Frankfurt, a través de la editorial italiana Jaca Book, al movimiento de Comunión y Liberación. Tras una intensa relación con sus responsables italianos a lo largo de varios años, deciden comenzar la experiencia educativa de CL en España. Crean una editorial, Ediciones Encuentro, con el fin de difundir las obras de D. Luigi Giussani, fundador de CL, y las de los autores más significativos en la historia del movimiento – De Lubac, Daniélou, Von Balthasar, Péguy, Claudel... – y, asimismo, entran en el mundo de la enseñanza secundaria.

Paralelamente, un grupo de sacerdotes de la diócesis de Madrid, ordenados a lo largo de los 70, a los que une una sólida amistad fraguada durante los años de estancia en el seminario, el gusto por el estudio – muchos de ellos realizan tareas de investigación en el campo de la exégesis – y una misma concepción del cristianismo – la fe cristiana es fuente de vida y se ha de hacer presente en todos los ámbitos de la realidad, tanto privada como pública – inicia una experiencia ínterparroquial que poco a poco va aglutinando a numerosos jóvenes de las parroquias en las que están incardinados. Con el tiempo, ello genera, a través de múltiples iniciativas conjuntas, entre las que destacan los campamentos de verano y los cursos de teología de Ávila, un movimiento eclesial que adopta el nombre de Nueva Tierra.

En el año 79, llega a manos de uno de sus responsables el programa de publicaciones de Ediciones Encuentro. Este hecho casual, que provoca la sorpresa entre los miembros de Nueva Tierra, al descubrir que hay un grupo católico que se nutre de las mismas fuentes teológicas y literarias que ellos, marca el inicio de la relación entre Nueva Tierra y Comunión y Liberación. Pese a las divergencias que se manifiestan, sobre todo en el ámbito educativo, se produce de inmediato una sintonía y una unidad en los aspectos fundamentales de la experiencia de fe.



Durante varios años, la amistad entre los responsables de ambos movimientos se va haciendo cada vez más cercana y estrecha, hasta que la visita de D. Luigi Giussani a los cursos de Ávila, en el verano de 1985, precipita su unión.

En septiembre de ese mismo año, se produce un hecho singular: Nueva Tierra, movimiento presente ya en diversas diócesis de España, con más de 400 miembros, con numerosos sacerdotes y un obispo, decide integrarse en Comunión y Liberación, cuya realidad en España no superaba las 100 personas, como signo de unidad con una experiencia de fe más madura y completa.

En los años posteriores, el movimiento de Comunión y Liberación ha crecido lenta y progresivamente, expandiéndose, de persona a persona, por distintas partes de España.

En la actualidad existen miembros y comunidades en gran número de provincias y diócesis: Alicante, Ávila, Barcelona, Bilbao, Cáceres, Cádiz, Canarias, Castellón, Córdoba, Cuenca, Granada, Guadalajara, Huelva, Jaén, La Coruña, Madrid, Málaga, Mallorca, Murcia, Navarra, Santander, Sevilla, Soria, Tarragona, Toledo, Valencia, Valladolid, Vigo y Zaragoza.

El movimiento está presente en el mundo escolar y juvenil, universitario y, sobre todo, laboral. De él forman parte sacerdotes, en su mayoría diocesanos, estudiantes, matrimonios, laicos consagrados – Memores Domini –, religiosas y religiosos.

Nacidos de la experiencia de Comunión y Liberación, también están en España la Fraternidad Sacerdotal de los Misioneros de San Carlos Borromeo y la Congregación de las Hermanas de la Caridad de la Asunción.

La vida de los miembros de CL gira en torno a la “Fraternidad de Comunión y Liberación”, institución de derecho canónico que cuenta con más de 1.300 personas inscritas en España, si bien de la vida del movimiento participan asiduamente unas 3.000 personas.

A lo largo de todos estos años se ha generado una rica vida eclesial a través del método educativo generado por D. Giussani, que cuenta con momentos e instrumentos de introducción y profundización en la fe cristiana, entre los que destacan la escuela de comunidad, los ejercicios espirituales anuales, los encuentros estivales y la vida litúrgica (misa mensual, peregrinaciones, etc). En todos ellos son fundamentales las dimensiones formativa – profundización en las razones de la fe – y comunitaria.