Comunicado final EM 2024
El pasado fin de semana ha tenido lugar la vigésimo primera edición de EncuentroMadrid en el Mirador de Cuatro Vientos.Aquí el comunicado final
Comunicado final de EncuentroMadrid 2024 En esta vigésimo primera edición de EncuentroMadrid hemos querido afrontar el desafío de las circunstancias personales e históricas que atravesamos para verificar si realmente “la trama de la vida es preciosa”, como afirmó el médico japonés Takashi Nagai. En su intervención sobre el lema de esta edición, el filósofo francés Fabrice Hadjadj se preguntaba para qué queremos conservar indefinidamente la vida cuando no aceptamos el riesgo de ponerla en juego. “Queremos crear hombres inmortales para que luego se suiciden”, decía de manera provocadora Hadjadj para explicar que, si buscamos sólo conservar la vida, esta se pierde. Por el contrario, como escribía Andrés Aziani, uno de los protagonistas de la exposición “La Plaza del encuentro”, “lo mejor es el coraje con el que cada uno debe retornar su camino para poder decir sí a la vida”, con todos sus retos e implicaciones. Para crecer, la vida humana necesita exponerse, aceptar el sacrificio del don de sí misma, reconocer que está constituida por una trama en la que, a través de éxitos, pero también de desastres y persecuciones, tiene lugar la manifestación de su propio significado. Un significado que los organizadores de EncuentroMadrid reconocemos plenamente en Cristo presente en la vida de la Iglesia, y que deseamos ofrecer en medio de la plaza pública. De hecho, hemos experimentado de nuevo que nuestra fe crece y madura en el diálogo y la amistad con otros. Una vez más, EncuentroMadrid ha sido un espacio de diálogo y reconocimiento recíproco con personas de diversas tradiciones éticas y culturales. Como dijo el profesor Diego Garrocho, “los bandos son porosos… no se trata de vencer, sino de encontrar ese milímetro de verdad que está en la posición del otro. La diferencia hay que respetarla siempre, pero mejor aún sería hacerla objeto de conversación”. Conversación como la que ha tenido lugar entre políticos de partidos opuestos con el telón de fondo del gran acuerdo nacional que se plasmó en nuestra Transición. Contribuir a la amistad cívica en medio de esta sociedad polarizada es parte de nuestra vocación desde el inicio de nuestra historia. La obra de Eduardo Chillida, que ha sido objeto de uno de los actos de este año, es un reflejo bellísimo de una razón, abierta y sostenida por la fe, que experimenta una profunda conmoción frente a la realidad y trata de penetrar en ella y plasmarla en obras que constituyen un reclamo universal al horizonte infinito de lo humano. La educación, el trabajo y la enfermedad han sido dimensiones en las que también hemos explorado la belleza de la trama de la vida, sin ocultar la fatiga ni los retos que comportan. Como ha testimoniado Giovanna Parravicini, que decidió quedarse en Moscú en medio del drama creado por la invasión rusa de Ucrania, “la esperanza no puede dejarse al futuro y no se puede poner únicamente en la Patria, o en la paz, sino sólo en la conciencia de que hemos encontrado una positividad radical, un amor más grande que el mal, capaz de transfigurar el mundo aquí y ahora”. La belleza del pueblo que sostiene cada año EncuentroMadrid, con su gratuidad y su entusiasmo, sólo se explica por una experiencia de fe y razón que se llama “cristianismo”. El cardenal José Cobo nos ha urgido a seguir comunicando esta vida a mar abierto, especialmente a quienes están lejos o son más vulnerables, para seguir tejiendo una trama de verdadera fraternidad en la que todos puedan encontrar el significado y la acogida que necesitan y esperan.
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