Para ti y para mí

El 26 de mayo se cumplieron 25 años de la muerte del Siervo de Dios Enzo Piccinini. Así se celebró en Madrid

Este fin de semana en Madrid ha sucedido algo muy interesante. Unos amigos han preparado el salón señorial del precioso colegio Santamarca para ver un video sobre Enzo Piccinini, quien murió hace 25 años, muy joven, en un accidente de coche. Su vida es tan intensa que es Siervo de Dios y puede ser canonizado, elevado a ejemplo para toda la Iglesia de todo tiempo.

En varios momentos del video noté que mi corazón vibraba de forma inusual. Me pregunto por qué era tan adecuado y conveniente. En la pantalla hablaba un hombre con total certeza y felicidad de cómo su vida se engrandecía gracias a que asumía con sencillez la guía de otro, don Giussani, quien le quería mucho más de lo que pudiese quererse a sí mismo. Por eso él ponía el corazón en todo lo que hacía.

Es impresionante ver cómo el temperamento agresivo y tosco de Piccinini se templaba por una dulzura y afecto verdaderos, que vienen con Jesús de Nazaret y llegan con la misma viveza a través de sus elegidos 20 siglos después.

Son innumerables las cosas que me han sucedido dentro de esta maravillosa historia que comparto con Piccinini desde hace años, pero hay algo que me ha dejado ese día y que es difícil de transmitir. Por un lado, el inmenso agradecimiento al recordarme pasajes de su vida, tales como el “paso atrás” que le sugiere don Giussani en el momento de mayor ternura con sus hijos, de modo que pudiese abrazar mejor su destino, el significado de sus vidas. Y, por otro, el deseo de vivir con esa radicalidad, nacida de nuestra comunión y que nos hace tan libres. Vivimos una vida que verdaderamente es de otro mundo y pido a Piccinini para que sostenga a los amigos que prepararon el video para que sigan proponiendo esta gran belleza, para ti y para mí.
Alberto, Madrid