Un rostro transfigurado que da envidia

Nunca ha sido tan fácil como estos últimos años toparse con la figura de san Francisco de Asís en contextos muy diversos e improbables
Francesco Ielpo

En el imaginario colectivo existe un Francisco animalista, ambientalista, pacifista, juglar de Dios, poeta y a veces también un poco naif. El elenco podría continuar. Personalmente he dedicado años, y todavía no he terminado, a adentrarme con profundidad y con verdad en la gigantesca figura del pobrecillo de Asís. Hay un rostro del fundador de los franciscanos que se escapa a la mayoría y que deja espacio a sentimentalismo y espiritualismos edulcorados. Sin embargo, Francisco es el hombre que al término de su vida, en el monte Albernia, recibió los sagrados estigmas como sello de autenticidad de una vida totalmente conforme a la de Cristo, no solo en su alma, también en el cuerpo. Sus primeros compañeros se vieron atraídos, más que por sus palabras o gestos incomprensibles, por el rostro transfigurado de un compañero que irradiaba tal felicidad y alegría que daba envidia.

Con ocasión de los “centenarios franciscanos” (1223: aprobación de la Regla y belén de Greccio; 1224: impresión de los estigmas; 1225: composición del Cántico de las criaturas; 1226: muerte de Francisco) se hace más urgente que nunca acercarse a unos textos que devuelvan al mundo, laico y creyente, a un Francisco amante del hombre porque ama profundamente al Dios revelado en Cristo.

Gilbert Chesterton escribe la biografía de Francisco hace cien años (1923). En este tiempo, los estudios franciscanos, sobre todo sobre los textos del santo de Asís, sus primeras biografías y la cronología de su vida, han hecho enormes progresos desvelando aspectos histórico-espirituales de una importancia decisiva, no solo para los expertos sino también para todos los seguidores del pobrecillo de Asís.

Sin embargo, este texto no ha quedado superado ni ha perdido su actualidad. La razón se debe al hecho de que el genial autor inglés conjuga de manera brillante la fe y la razón en su lectura del hombre Francisco, antes que del santo. En otras palabras, la actualidad del Francisco de Chesterton consiste en un enfoque que parte de la inteligencia de la fe de un hombre recién convertido al catolicismo frente a un hombre de fe que cambió radicalmente el catolicismo de su tiempo.

Una lectura, por tanto, que en absoluto puede darse por descontado y que sin duda puede contribuir a entrar un poco más en la historia cristiana de Francisco de Asís.

Gilbert Keith Chesterton
San Francisco de Asís
Ediciones Encuentro
pp. 168 – 17 €