Constanza López Schlichting

«El deseo de plasmar algo nace siempre de un asombro»

Una conversación con Constanza López Schlichting a raíz de una entrevista en Huellas sobre la inteligencia artificial en el arte
Marta Báez

¿Qué es lo que te inspira en tu proceso creativo?
La fuente de inspiración es todo, desde un ballet, una película, una frase, un libro, una luz, un pensamiento, es todo. En mi caso y en el de muchos artistas viene solo, no se puede forzar. Te puedes poner a trabajar pero no lo puedes forzar. Me interesa la figura, la persona, puedes hacer apuntes... pero tienes que esperar a que venga esa inspiración y a veces esperar mucho tiempo en mi caso.

¿Alguna vez has sentido en tu cabeza o tu corazón una idea y una necesidad de plasmarla?
Casi siempre es al revés, casi siempre no es una cosa que tú proyectes o pienses, sino al contrario, es un asombro por una cosa lo que hace que tú quieras plasmar eso.

¿Qué sucede desde que algo te asombra hasta que tú te pones delante de un lienzo?
Dependiendo del objeto, es muy variado. Porque soy una pintora que tiene poco método y muchas facetas. Por ejemplo, si veo a mi hija desayunando en el confinamiento, veo la luz que entra y ella en pijama, me parece una imagen tierna, si ella lo permite me pongo a dibujarla, le saco una fotografía y pienso esto me gustaría pintarlo. Otras veces el trabajo es distinto, por ejemplo cuando estalló la guerra en Ucrania me fui sola a la montaña y utilicé los materiales que tenía por allí: tierra, cemento, improvisé mucho, rayé, pinté, metí color, expresé como una cosa que sale de dentro, que no viene de la imagen exterior sino como algo que sale de dentro, como una tristeza, una rabia, un caos. Durante la pandemia pinté muchas flores, llamé “Necesito renacer” a esa colección que surgió de flores en negro, rojo…, como enfadadas. Ahora es distinto, me están pidiendo cosas religiosas y es un reto que me gusta mucho, pero muy difícil, en el que estoy empezando. Miro la pintura de la tradición y busco imágenes mías que tengo yo en mi cabeza. Para mi último cuadro del Sueño de José tengo un modelo que viene y posa.

¿Cómo se puede hacer una obra a través de un proceso automático que almacena unas series de imágenes?
Solo puede ser una herramienta para obtener ideas o después hacer un dibujo, como la gente que dibuja en tablets. A mí me llama mucho más la atención el arte en el que la mano directa incide sobre la materia, cómo la mano utiliza el carbón para decir determinadas cosas, utiliza el lápiz o el cincel sobre la piedra, es casi mágico y muy difícil de explicar, pasa a través de una persona física concreta y es lo más humano que puede haber, y a la vez lo más espiritual. Una máquina es una máquina... ya se veía antes de la IA con gente que utiliza fotografías, que proyecta, se ve que hay muchas cosas que ya nacen muertas, a las que les falta el alma, se repiten. Una máquina puede repetir una imagen, una cosa exterior, pero no puede comprender el alma.

¿Cómo se conmueve el individuo ante una obra hecha por un artista o ante una obra de IA?
La verdad es que no tengo temor a que la IA llegue a impactar al individuo de un modo similar a lo que una obra hecha por un artista. Ya han desbancado al artista hace mucho tiempo, la falta de cultura, la falta de sensibilidad, de gusto, de entendimiento de lo que puede ser una obra de arte. El mercado de arte ya ha desbancado a muchos artistas. Me ha afectado mucho y he sufrido mucho, pero ya llevo 27 años aquí y es una vocación y no veo cómo amenaza la llegada de la IA.

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Si el arte es un modo de comunicarse entre el artista y el espectador, ¿qué se puede comunicar a través de una obra hecha con IA?
Es que no lo conozco. A mí el arte cinético no me interesa, o hecho con vidrios, con trozos de metacrilato… personalmente no me interesa, me interesan mucho más las pinturas rupestres, me gusta mucho más la mano e incluso la imperfección de la mano. De Hopper se llegó a decir que era tan buen artista porque era muy mal pintor. En el arte, la ejecución no tiene la última palabra, ¿qué es lo que tiene la última palabra? La honestidad, la sinceridad, la pasión, la religiosidad, la pregunta del corazón y todo eso no lo tiene una máquina. Me tendría que ver delante de esas obras, pero Van Gogh tiene personajes que no están bien dibujados o proporcionados, pero tienen alma.

¿Cómo se puede reaccionar ante esa pérdida de sensibilidad por falta de cultura o sensibilidad, de cara a las generaciones futuras?
Educar a través de personas que estén apasionadas por la belleza. En mi caso han sido mis padres, en mi familia ha habido cantantes de ópera, músicos, gente que ha querido dedicarse al teatro. Mi padre nos llevaba desde pequeñas a museos, al teatro real, por los museos de Europa. Cuando eres pequeño te aburres, pero eso va quedando ahí. Solo gente apasionada por la belleza puede despertar el gusto por la belleza pues si no cuando tengas 40 años no te comprarás un cuadro, te comprarás un móvil de 800 euros o una lámina de Ikea. A mí me han dicho galeristas en Múnich, donde hay una altísima renta per cápita, que no venden arte porque la gente se compra las teles más grandes, las ruedas de invierno, lo que importa lo material, y el arte es inmaterial, es sagrado.