Ignacio Carbajosa durante la presentación de "La belleza desarmada" en Madrid. Foto: Ángel Vázquez

«¡Qué camino de fe tan bello el que hemos podido hacer!»

Comunicación de Ignacio Carbajosa a todos los miembros de Comunión y Liberación en España
Ignacio Carbajosa

Queridos amigos,
con esta carta quiero retomar algunas de las cosas que dijo ayer el presidente ad interim de la Fraternidad, Davide Prosperi, en su comunicación a todo el movimiento. Concretamente aquellas que afectan a la “Región pastoral España”.
El Dicasterio para los laicos, la familia y la vida ha declarado nula la prórroga de los responsables regionales cuyo mandato vencía en agosto pasado, entre ellos el mío. Por tanto, será necesario convocar elecciones para elegir un nuevo responsable regional para España. En este momento yo soy responsable en funciones. Este proceso se realizará siguiendo el estatuto vigente.
Antes de que se convoque al órgano que elige al responsable regional (la diaconía regional de España, compuesta por los responsables diocesanos), se deberán celebrar elecciones en la diócesis de Vic para designar al responsable diocesano de aquella comunidad, cuyo mandato venció el mes pasado. Una vez se realicen dichas elecciones, se reunirán los diez responsables de las diócesis en las que está constituida la fraternidad (Madrid, Getafe, Alcalá, Barcelona, Tarrasa, Vic, Tenerife, Valencia, Córdoba, Pamplona), como diaconía regional, para proponer una terna de candidatos de la que la Diaconía Central de la Fraternidad elegirá uno, es decir, el nuevo responsable regional de España, que es miembro de derecho de la mencionada Diaconía Central.
Comprensiblemente este proceso se culminará a finales de febrero o principios de marzo. El nuevo responsable regional lo será hasta que se apruebe el nuevo estatuto de la fraternidad (aproximadamente durante un año). Con el nuevo estatuto se convocarán elecciones de las que saldrán los nuevos responsables regionales de todo el mundo, los miembros de la nueva Diaconía Central y el presidente de la Fraternidad (en todos los casos con un sistema de elección representativo).

A la espera de acoger al nuevo responsable regional, aprovecho esta comunicación para despedirme de todos vosotros (por lo que se refiere a mi tarea de responsable). Hace algo más de doce años Julián Carrón me pidió asumir la responsabilidad del movimiento en España. Siendo algo desproporcionado, no dudé en decirle que sí, consciente de que Cristo mismo me preguntaba si le amaba. Estos años me han construido como persona y han hecho crecer mi fe.
Os confieso que cuando alguno me pregunta si me quito un peso de encima me cuesta mucho decir que sí. Obviamente abandono una responsabilidad que conlleva pesos, para qué negarlo. Pero soy incapaz de mirar estos doce años, con las variadas circunstancias que he atravesado, dificultades incluidas, como un peso del que me desembarazo. ¡Cuánto he aprendido, a partir de los desafíos que la responsabilidad me planteaba, mirando a Julián! Por eso estoy muy agradecido por estos años de responsable, que para mí han consistido en favorecer que la comunidad española pudiera hacer su camino (afrontando las circunstancias propias de nuestro país) siguiendo con inteligencia y afecto el florecer del carisma en la persona de Julián Carrón. ¡Qué aventura la de estos años, que han coincidido con un cambio radical de nuestra sociedad y del mundo! ¡Y qué camino de fe tan bello el que hemos podido hacer!

Por otro lado, la responsabilidad me ha permitido contemplar y seguir de cerca toda la belleza del carisma en España. He sido testigo de una humanidad nueva que florece en muchas dimensiones, tal y como paradigmáticamente nos la describió Mikel Azurmendi en su libro El abrazo. Os doy las gracias a todos por ese vivir en primera persona el carisma que permite que éste se haga nuevo y original para el bien de nuestra sociedad. Nuestro país está muy necesitado de la presencia de Cristo que se trasparenta en nuestra historia.

Por último, os quería pedir perdón. Soy muy consciente de las muchas veces que no he dado la vida por completo, que me he reservado una parte, que no he sido serio con la propuesta de vida de don Giussani. ¿Qué otra cosa puedo ofrecer sino el camino que yo mismo hago en el movimiento? También me disculpo si mi carácter o temperamento (¡con el concurso de mi libertad!) ha resultado un impedimento para alguno.
Hasta final de curso seguiré acompañando a los universitarios y estaré disponible, como uno más, para el que me necesite.

Un fuerte abrazo,

Ignacio Carbajosa