Nuestra deuda de gratitud con Mikel

Comunicado de Ignacio Carbajosa, responsable de Comunión y Liberación en España, con motivo del fallecimiento de Mikel Azurmendi.
Ignacio Carbajosa

Queridos amigos de Comunión y Liberación, en la tarde de ayer, 6 de agosto, fiesta de la Transfiguración del Señor, murió en su casa de San Sebastián nuestro amigo Mikel Azurmendi. El corazón, débil desde hace un tiempo, le dejó de funcionar.

Todos nosotros tenemos una inmensa deuda de gratitud con Mikel, que se vuelve conscientemente agradecimiento a Dios porque nos ha concedido mirar a través de sus ojos la obra de salvación que pasa por nuestra pobre carne, esa “tribu”, como él mismo nos definía, que es “esperanza para España”.

En el atardecer de su vida el Señor le concedió la gracia de un encuentro potentísimo, que él siguió con una lealtad de la que todos hemos aprendido. A través de su libro El abrazo (ed. Almuzara, Córdoba 2018) hemos podido revivir, dos mil años después, la experiencia que narran los evangelios: el encuentro con una realidad humana que corresponde inesperadamente a las exigencias más profundas, suscita asombro y envidia y despierta una pregunta sobre su origen. Durante dos años siguió con mirada de niño y lápiz en la mano esta expresión de Iglesia que somos nosotros hasta dar crédito de forma razonable y con la ayuda de la gracia a la hipótesis que nuestra vida le ponía delante: la novedad que llevamos es fruto de la resurrección de Cristo.

Os confieso que más de una vez su mirada, que llegaba hasta el origen de la realidad que somos, ha corregido mi mirada, me ha hecho reconocer a Cristo entre nosotros.

Si su conversión y vuelta a la vida de la Iglesia fueron para nosotros un signo potente del atractivo de Jesucristo en un contexto cultural extraño a la fe como el nuestro, su forma sencilla de seguir esta historia particular nos ha recordado que el método del inicio no cambia con el tiempo.

Como última gracia, el Señor nos ha concedido ser testigos de un paso que Mikel llevaba tiempo madurando: el de la adhesión a la Fraternidad de Comunión y Liberación, venciendo la resistencia a toda pertenencia que le venía de su historia personal. En una carta que me escribió hace dos meses me anunciaba el paso y me daba las razones: «Ha pasado ya el tiempo de “ser como vosotros” proponiéndome “ser con vosotros”. Tengo que superar eso de ser vuestro compañero de camino para ser compañero de vuestro camino».

Terminaba aquella misiva con unas palabras que hoy suenan proféticas: «Espero que con esta entrega de mi orgullo cierta pobreza de corazón me encaminará más hacia la esperanza, a realizarla en mi destino ya tan próximo». Confiamos en que el Señor de la vida y de la historia haya concedido a nuestro amigo Mikel realizar plenamente la esperanza que vio alumbrada tras un largo periplo.

Os ruego que ofrezcáis la eucaristía y el rezo del rosario por él con la intención de que pueda gozar de la infinita dulzura del rostro de Cristo. Nuestra oración no puede sino ser, a la vez, una acción de gracias por el don que Mikel ha sido para nuestra historia. Pedimos también por Irene, su mujer, y por su hijo Nahiko.

Un fuerte abrazo,
Ignacio Carbajosa