¿Existe algo que nos salve de la nada?

«La gestión de la libertad durante estas semanas supone un desafío que pone a prueba mi miedo a perder el tiempo». La carta de un alumno tras la suspensión de las clases presenciales en Madrid por el coronavirus

Solemos decir que nos pasan cosas malas, que tenemos mala suerte, ¿y si solamente es nuestra percepción y la forma que tenemos de afrontar la realidad? ¿Y si la realidad nos está hablando constantemente con hechos para poner a prueba nuestra libertad? Pongamos el ejemplo de la suspensión de las clases en la comunidad de Madrid por el coronavirus. ¿No os pasa que el curso os aprisiona? A mí sí. Constantemente me veo encerrado en el estudio y centrado únicamente en notas y exámenes. Al menos en mi caso, el curso ha pasado de ser una oportunidad de crecimiento y conocimiento de mí mismo a una celda que me hace apartarme de lo que realmente me hace crecer. Es curioso cómo nos alejamos de lo que nos hace bien casi sin darnos cuenta, pensando incluso que estamos en la dirección correcta.

Estos últimos días ha sucedido uno de esos imprevistos que le arrancan a uno de la monotonía de la rutina, la llegada del coronavirus. Con una sola noticia pasamos del hastío del estudio y las clases a una alegría eufórica que viene de a saber dónde. Yo pensaba que necesitaba un descanso, una semana de desconexión ante el ritmo frenético del curso. Ahora, sin embargo, ante la realidad de al menos dos semanas “sin clase” veo que no es un descanso lo que realmente necesito. Me veo sin fuerza de voluntad para enfrentar el resto del curso. Lo que he llegado a repudiar en muchas ocasiones a lo largo del año, es decir, la constante tensión de las clases y exámenes, ahora lo veo como algo necesario para ser consciente y seguir el curso. Estoy buscando constantemente algo que devuelva la novedad al curso y al estudio. Pensaba que la respuesta era el descanso temporal, pero veo que en realidad eso no responde a mi necesidad de sorpresa ante lo cotidiano. ¿Existe algo que nos salve de la nada a la que tienden todas las cosas?

Ahora que vamos a estar varias semanas metidos en casa y con clases “virtuales” me asaltan preguntas de todo tipo. ¿De dónde voy a sacar las ganas de levantarme sin la tensión de ir a clase? ¿Cómo voy a estudiar este tiempo sin una compañía que me recuerde por qué estudio? ¿Qué o quién me dará motivos por los que salir de la cama? Tal vez soy un paranoico y estoy rayándome la cabeza en vez de celebrar que no hay que ir al colegio, pero me veo en problemas a la hora de gestionar el tiempo diario de estudio y la atención hacia las cosas. Tiendo a olvidar los motivos más importantes que sostienen mi vida si no tengo nada que me recuerde o mantenga una tensión constante.

¿Y si la alarma por el coronavirus es una oportunidad que me brinda la realidad para poder poner en juego lo que sostiene mi vida ante las inclemencias de este tiempo? La gestión de la libertad durante estas semanas supone un desafío que pone a prueba mi miedo a perder el tiempo, al problema de la EVAU, al contagio, etc. Y como dice Julián Carrón en el artículo de hace unos días: «Entonces, quizá no haya ninguna tarea tan decisiva como interceptar esas personas en las que se ve en acto una experiencia de victoria sobre el miedo. Junto a ellos, allí donde estén, podremos volver a empezar más fácilmente, despertándonos de la pesadilla en la que hemos caído».
Juanga, Torrelodones (Madrid)