EncuentroMadrid 2019. ¿Hemos encontrado nuestro rostro humano?
Un fin de semana plagado de encuentros, conversaciones y diálogos a rostro descubierto, cara a cara con el que piensa distinto, con el que viene de lejos, con el que pide perdón, con el que está triste… con el otro¿De dónde nace el yo? ¿Qué configura nuestro rostro humano? ¿Qué da valor y significado irreductible a cada persona? Con el lema “En busca del rostro humano”, EncuentroMadrid 2019 ponía delante estas preguntas. Ya desde la primera mesa redonda, Joseph Weiler, titular de la cátedra Jean Monnet de la UE de la facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York acogió el guante de este desafío. Solo se puede descubrir el propio rostro humano en relación con los demás y con Dios.
La figura de Václav Havel, protagonista político de esta edición, ha puesto delante de todos que solo “viviendo en la verdad” es posible construir y volver a la raíz original de Europa. El drama de los migrantes, que es precisamente uno de los grandes desafíos de la Europa actual, se ha presentado en forma de rostros e historias, revelando que su necesidad –salvando las distancias– no es distinta de la nuestra. Como señalaba Ubaldo Casotto, comisario de la exposición central dedicada a Havel, «Europa tiene que empezar a cambiar el mundo a partir de que exista algo por lo que merezca la pena dar la vida. Es en este punto, aunque seamos diferentes los unos de los otros, donde podemos encontrarnos».
Como siempre, la educación ha estado presente, esta vez de la mano del rector de la Universidad Autónoma de Madrid, Rafael Garesse y el matemático Laurent Lafforgue. Ambos señalaron la belleza y la sabiduría como puntos de partida. Desde otra rama del conocimiento, el académico Ignacio Bosque insistió en que «deberíamos hacer que los niños y adolescentes se hicieran preguntas».
El secretario de la CEE, Mons. Luis Argüello, subrayó que en este momento de caída de las certezas compartidas sigue habiendo necesidades comunes: nostalgia de verdad, libertad y dignidad. Con ellas se abre una oportunidad extraordinaria para salir a su encuentro. Como también lo es el perdón, solo posible tras la experiencia de haber sido perdonado, como testimoniaron Mikel Azurmendi, Alberto Franceschini y Juan Manuel Cotelo en el acto de clausura de esta edición.
Tras este fin de semana intenso, en el que esta relación con los otros y con Dios, que decía Weiler, ha sucedido en acto, es responsabilidad de cada uno responder a la pregunta: ¿dónde y cómo hemos hallado nuestro rostro humano?