Ginés García Beltrán, obispo de Getafe

«¿Hay algo que resista el embate del tiempo? El amor»

Con motivo del final de curso, la comunidad de CL de la diócesis de Getafe se reunía en Villanueva de la Cañada con su obispo, Ginés García Beltrán
Patricia González

Teníamos apuntado en la agenda desde hacía semanas el sábado 15 de junio como un día especial reservado para reunirnos con nuestros amigos del movimiento, con un aliciente más si cabe que la propia belleza y alegría de esos encuentros, como era la presencia de monseñor Ginés García Beltrán, obispo de Getafe. En el colegio Maximiliano Kolbe, de Villanueva de la Cañada, todo empezaba en torno a las 13:30h con la presencia de más de 150 personas de las comunidades de Brunete, Fuenlabrada, Getafe, Móstoles, Parla, San Martín de la Vega y Villanueva de la Cañada.
Bajo el lema «¿Hay algo que resista el embate del tiempo?» como hilo conductor del encuentro, la jornada ofreció momentos de una belleza extraordinaria, manifestada en cantos, testimonios y una sincera apertura del corazón de los allí presentes. La hora de la comida fueron momentos de contarnos y compartir de forma distendida cómo marcha la vida con su velocidad frenética, los menesteres en los que nos encontramos y todos esos planes que no dejamos de hacer en la cabeza... más aún con las vacaciones a la vuelta de la esquina. Tras la comida, fuimos al salón de actos y tuvimos una reunión de las que esponjan el corazón de forma irremediable.

Los cantos con los que empezamos ponían de manifiesto que la belleza se encuentra en las cosas sencillas, sin muchos artificios. Una comunidad como la que allí se encontraba, unida en una sola voz sentida con el corazón, es más que suficiente para sobrecoger y emocionar a aquel que sabe mirar lo que realmente estaba sucediendo en aquellos momentos.
Y tras esa preparación tan esmerada y propia del movimiento, llegó el turno de los testimonios. Cinco amigos de muy distinta índole cada uno compartieron en primera persona aquello por lo que atraviesan y que configura su día a día, respondiendo a la pregunta “¿Hay algo que resista el embate del tiempo?”. Testimonios de vida no exentos de sufrimiento, dificultades, preguntas y situaciones que hacen cuestionarte la verdad más profunda de la propia vida así como su sentido y destino.

«Si Cristo está, algo cambia»
Empezaba Stea, joven sacerdote responsable del grupo de bachilleres de Fuenlabrada que, introduciendo el testimonio de Anabel de 4º de la ESO, nos decía con una preciosa alegría que «no somos mejores que nadie, pero si Cristo está, algo cambia». Y nos recordaba la importancia de «apoyarnos en una certeza que permite vivir todo con esperanza. La experiencia de vivir con Cristo».
Anabel, una joven bachiller también de Fuenlabrada planteaba cómo era consciente de la diferencia que había entre ella y sus amigas porque «he descubierto el sentido de las cosas (...) me preocupa cómo tomar decisiones definitivas, qué hacer para que las cosas bonitas nunca terminen», apuntaba.



Álvaro y María Eugenia, un matrimonio de Parla, nos abrieron su corazón y mostraron el gran dolor que les acompaña desde hace ya bastantes meses por una circunstancia familiar y vital que abrazaron desde el principio porque era la manera en que el Señor les pedía caminar ahora. «Estábamos de vacaciones en la Masella con el movimiento y nos hablaban de que el Señor nos elige... siempre había pensado que para bien, para cosas alegres».

«Doy testimonio de mi incapacidad para manejar la vida»
La circunstancia familiar y personal de cada uno de ellos se fue recrudeciendo, pero tras una «tristeza enorme», el Señor les presenta cómo poder ir dando pasos encarnándose en rostros de personas que ayudan a seguir en pie: «en los encuentros con amigos que nos acompañan vemos que se pueden dar pasos... No voy a que me solucionen la vida sino buscando una compañía que me ayude a caminar». «Descubro cómo el Señor me quiere, y me quiere... aun en el sufrimiento… Estamos sufriendo pero llenos de paz. Nada puede darnos esa paz más que el Señor», dijeron.
Concluían, y ella manifestaba que «doy testimonio de mi incapacidad para manejar la vida. ¿Qué resiste el embate del tiempo? La presencia del Señor».

«Tengo los mejores amigos del mundo»
Por último, Javier Calavia, sacerdote de Getafe que acaba de celebrar su 46 aniversario de sacerdocio, reflexionaba sobre su propia vida atendiendo a su infancia y al papel decisivo de su madre en su vida de fe, antes y ahora. «Reconocer que todas las circunstancias de la vida son una ayuda para crecer en el afecto a Cristo. No restan, sino que incrementan la fe. Me parece extraordinario que pueda haber este reconocimiento de Cristo, reconocimiento de la fuente última que nos une. Reconocer el gozo reconociendo que es Él quien nos sostiene y nos llena de gratitud, fuerza y esperanza», destacó.

«No somos masa sino pueblo»
Para concluir el encuentro, don Ginés nos regaló una reflexión que enmarcaba y ponía el broche de oro al encuentro de una manera providencial con cada una de sus palabras. «¿Hay algo que resista el embate del tiempo? Sí, hay algo. Es el amor. No el amor cosificado, sino el que se vive. El amor para nosotros tiene un nombre y tiene un rostro. Dios y su hijo Jesucristo al que podemos ver, tocar y experimentar», señaló.

Habló del cardenal Angelo Scola cuando decía que «Jesucristo es contemporáneo nuestro», y añadía que «Cristo no es doctrina, ni moral, ni idea... Nada de eso cambia a una persona. A una persona le cambia otra; el encuentro con otra persona. En el amor es muy importante el abrazo, sentirse abrazado... Que me interese el “¿y tú, cómo estás?”. Yo, contigo; no importa dónde, cómo o cuándo. No somos masa sino pueblo... Todo esto también resiste el embate del tiempo».
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