¿Volvemos del trabajo cantando?

Mesa redonda sobre el trabajo dentro del PuntBCN. La sorpresa de un punto común a cualquiera, porque el corazón no tiene edad
Germán Fañanás

Lo que más nos sorprendió a todos fue la gran complicidad en las respuestas que dieron los dos invitados a la mesa dedicada al trabajo en el marco del Punt Barcelona. Y es que cuando está a juego el corazón humano, no hay diferencia entre un emprendedor, Lluís Ventura, todavía treintañero, casado con cuatro hijos, que acaba de iniciar otra start-up, tras un paréntesis trabajando por cuenta ajena; y un alto directivo, Fernando Abril-Martorell, ya flamante abuelo, actualmente presidente ejecutivo de Indra, y en el pasado consejero delegado de grandes compañías españolas, como Telefónica, Prisa o Credit-Suisse.

La Canzone per te de Claudio Chieffo sirvió de provocación para abrir el diálogo. El autor se la dedicó a su mujer, en un período en que una gran cantidad de conciertos lo mantenían fuera de casa, consciente del gran sacrificio que suponía también para ella. La letra afirma que «la fatiga del trabajo es bella, la satisfacción no acaba… es muy larga esta carretera, pero todavía [estoy] con ganas de cantar». ¿Quién puede afirmar hoy que el cansancio en el trabajo es bueno y que está relacionado con la alegría? ¿Volvemos del trabajo cantando a casa?



El trabajo es la tarea a la que más tiempo dedicamos, pero a menudo la vivimos como una cosa aparte, un peaje necesario para poder disfrutar la vida, que estaría circunscrita al escaso tiempo restante. Quizás esto pase porque no somos conscientes de para quién trabajamos, de por qué trabajamos. Uno de los factores que pesan, y que raramente afrontamos, es la dificultad para conciliar trabajo y familia, lo cual nos impide disfrutar del trabajo. Siempre ajetreados por cuadrar horarios y tareas, es rara la experiencia de sentirse agradecidos, satisfechos, por el trabajo realizado.

El moderador, Leandro Fernández, lanzó la primera pregunta a los ponentes: ¿cuáles son los criterios que habéis perseguido y priorizado en vuestra carrera profesional hasta el día de hoy? Lluís Ventura recurrió a Gaudí: «Primero el amor. Luego la técnica», para describir que, desde apenas acabar sus estudios de Ingeniería de Telecomunicaciones, empezó a trabajar en proyectos que le apasionaron, buscando siempre la formación que le faltaba para afrontar los proyectos que, cada vez más grandes, iba asumiendo. Estos retos siempre suponían una oportunidad para crecer y experimentar una satisfacción más grande que la fatiga que comportan. Resuena la canción de Chieffo. A los 30 años, viene la primera gran decisión: su jefe le propone acompañarle en la creación de una nueva empresa. Es un paso que le atrae, pero lo confronta con Maica, su mujer. ¿Servirá para que nuestro matrimonio crezca? Su esposa le empuja a aceptar. Cuatro años intensos de retos, pero el mercado no parece valorarlo… por fin cede a la realidad y deja la sociedad. Vuelta a empezar, en casa, con los niños, confecciona su primer curriculum vitae y busca trabajo. Encuentra un proyecto de tecnología que se desarrolla en Colombia. Nuevamente acepta el reto, lo que supone estar más en Colombia que en casa... hasta que, dos días antes de la inauguración, hasta el cliente le pide que vuelva a su casa. Una entrega así, llena de responsabilidad, llama la atención a uno de sus jefes, que le vuelve a proponer empezar una empresa con él… Es atractivo, pero ya había fracasado en otra iniciativa y ahora tiene que mantener a varios hijos. Maica le acompaña sin imponerle una decisión... hasta que un día tiene una conversación con el que es ahora su socio y se queda sorprendido del gran respeto que profesa hacia él y su familia. Lluís se da cuenta de que quiere construir con una persona así de verdadera.

Fernando Abril-Martorell descubrió los criterios que ha seguido mirando su recorrido profesional. Acabó sus estudios en 1986, en un momento dulce, la economía crecía a buen ritmo, y con un sueldo se podía mantener una familia. Empezó en JPMorgan aplicando sus conocimientos de matemáticas en finanzas, para gestionar una cartera de inversiones del Banco de España. Bastaba seguir las noticias para decidir dónde invertir y dónde dejar de hacerlo. De ese trabajo aprendió que uno debe entregarse a lo que le atrae, y no hay atractivo sin retos que asumir. Es necesario que exista un buen ambiente de trabajo para que uno pueda desarrollarse adecuadamente, y que tu familia te acompañe y sostenga en este empeño. Todos los trabajos que ha aceptado se deben a que ha contado con la aprobación de su mujer, que no pocas veces han ocasionado cambios de residencia. También considera muy importante que la visión de la empresa coincida con la que tú tienes del trabajo. Por suerte, cuando esto no ha sido así, ha tenido la posibilidad de cambiar de aires. No todo el mundo tiene esta libertad. Por último, afirma que se aprende sobre todo de los fracasos. Hay batallas perdidas que a uno le dan prestigio, y hasta es conveniente ponerlas en el cv. La pasión de este hombre por su trabajo es evidente.



El moderador entró en terreno más espinoso con la segunda pregunta: la empresa cada vez pide una mayor disponibilidad, sin dar razones adecuadas. Si te opones, porque tienes familia, se restringen tus posibilidades de promoción profesional, ¿cómo afrontáis esta necesidad de disponibilidad? Lluís reconoce la complejidad de este asunto pero puntualiza: no es lo mismo una disponibilidad puntual que orgánica. Todas se deben a una mala planificación, pero es evidente que hay que responder y luego sacar conclusiones para evitar que se vuelva a repetir la situación. La orgánica debe corregirse estructuralmente. Fernando añade que los modelos que priorizan que determinadas personas tengan que estar siempre pendientes están cambiando. Cuando una persona está muy metida en su trabajo, puede pasar que su vida se reduzca al trabajo, y traslada un cierto malestar a casa. Es un bucle del que es difícil salir, y por tanto conviene evitar.

Leandro sigue provocando: cuando el ambiente laboral está determinado por los resultados a corto plazo, ¿cómo conservar la pasión y la ilusión por el trabajo de cada día? Parece que la ambición vaya en contra del crecimiento de la persona, ¿qué experiencia tenéis de esto?
Lluís abre nuevamente. La ambición bien entendida, de hacer bien tu trabajo, de mejorar tu empresa, es preciosa. Construye siempre. La otra, la de medrar en tu empresa, ganar poder, genera obstáculos. Fernando redondea: «en la mili aprendí el término “la honrada ambición”. El problema es que se cuele la vanidad, el que te reconozcan a toda costa, porque puede suscitar envidias al prójimo y tarde o temprano nace el escepticismo». Es un desafío a que uno cuide relaciones que le mantengan con los pies en el suelo.