CESAL. «Solo he venido para volver a veros»
Una venta de flores de Pascua en Valencia se convierte en la ocasión de experimentar la diferencia «cuando uno hace las cosas por un amor y no por una obligación»Este año propuse a mis amigos colaborar con la campaña “Bajo el mismo cielo” de Cesal, con una venta solidaria de flores de Pascua. Deseaba comprobar en primera persona si esta invitación a hacer un gesto público a favor de otros construye en primer lugar mi persona, además de un granito del mundo. Decidimos hacerla el domingo 9 de diciembre a la vuelta de una peregrinación a Lourdes que llevamos haciendo un grupo de amigos desde hace varios años en el puente de la Inmaculada.
Quería comprar las flores de Pascua en algún vivero para que fueran especialmente bonitas y me acordé de Mª Carmen, la madre de una amiga del colegio que tiene mucho arte con las plantas, localicé su teléfono y le pedí ayuda. Le conté la campaña y el sencillo gesto que se nos propone. Le expliqué que teníamos que conseguir las flores antes del puente porque me iba a Lourdes con unos amigos del movimiento. Ella saltó enseguida: «¿Puedo ir con mi marido?». No solo vino con su marido, sino que se trajo a un matrimonio amigo y a su hija. M” Carmen y su familia percibieron algo en nuestra relación, nos preguntaban continuamente, su marido al despedirse entre lágrimas me abrazaba diciendo: «Aquí he visto el verdadero cristianismo».
El domingo, recién llegados de Lourdes, pusimos el puesto de flores a la salida de la parroquia. Después de la segunda misa, se habían acabado las flores, los Buenas Noticias y seguíamos recibiendo donativos, se acercaba gente de la calle. Las salidas de misa se convirtieron en momentos de saludos, abrazos y conversaciones con conocidos y desconocidos. Una amiga nos preguntó si no nos da corte vender en la puerta de la iglesia, conociéndonos tanta gente; del barrio, del colegio... y una vez más ante esta pregunta me doy cuenta de que es todo lo contrario, es ocasión de encuentro y de contarles que pertenecemos al movimiento.
Escribí un whatsapp a Mª Carmen: «En dos misas, hemos vendido todo». Me llamó en seguida para proponerme volver a comprar para el domingo siguiente. Le expliqué que no lo hago tanto por el dinero que recaudemos y me preguntó: «Entonces, ¿por qué lo haces?». Agradezco una Mª Carmen que me vuelve a poner delante la pregunta, porque he experimentado una promesa para mi vida cuando uno hace las cosas por un amor y no por una obligación. Realizar este gesto tiene que ver con estar un lugar donde se percibe la comunión que hemos experimentado, con mayor intensidad en la peregrinación, pero que continúa porque es expresión de la vida de nuestra comunidad, con lo que yo soy, con lo que todos somos y hasta donde lleguemos, el resto que lo hace el Señor.
Una vecina mía agnóstica que se apuntó a Lourdes y ha vuelto tocada por vernos vivir escuchó que estaríamos vendiendo las flores de pascua. Apareció a media mañana para comprar su flor y cuando le dije que ya no quedaban, nos dijo: «¡Da lo mismo, en realidad, he venido para volver a veros!». Participar en un gesto público así ha sido ocasión para encontrarme con las personas, tomarme en serio las preguntas y desear ser más protagonista de mi propio camino porque el Señor se hace presente como quiere, solo he tenido que decir sí.
Blanca, Valencia