PuntBCN 2018. «Los publicanos y prostitutas os precederán»
La crónica de una noche con los amigos del Apostolado de Santa María Magdalena, un asociación de amigos que sale a la calle cada dos sábados para ir a acompañar a las prostitutas que ejercen cerca del Camp Nou, en Barcelona.Antes de comenzar la mesa redonda de testimonios se nos introduce con el canto Si jamais j'oublie. Reconozco que es el mejor inicio que podría desear porque la belleza de esta canción me pone en la mejor tesitura posible: abierto y a la espera. Como dice Jordi Bosch, el moderador de este testimonio del viernes por la tarde en la tercera edición del Punt Barcelona, «escuchando esta canción se le dilata a uno el corazón».
Nos encontramos frente a dos ponentes: Nacho Sánchez y Astrid Daniela. Nacho es español, abogado y padre de familia; Astrid es colombiana, exprostituta y transexual. Desde hace tiempo, amigos y compañeros de camino. La provocación está servida.
Nacho nos cuenta que hace año y medio empezó a ir al Camp Nou para estar con las prostitutas, queriendo imitar la experiencia que hacía Salvador en México (experiencia que queda retratada en el documental Mary's Land de J. M. Cotelo), y fundó lo que hoy es la asociación Apostolado Santa María Magdalena. Y eso que «no sabía cómo empezar un diálogo con las prostitutas». Se encontró por la calle con Astrid, que por aquel tiempo aún ejercía la prostitución y le regaló una estampa de la Gospa, y empezaron a hablar de «lo humano y lo divino». Luego nos relata su encuentro con Laura, también transexual: «cuando vi que era un hombre, me quedé de piedra».
¿Cómo alguien puede dedicarse a acompañar a personas de este tipo de «género»? La reacción que suele experimentar la gente frente a las prostitutas callejeras, si no son clientes, es de rechazo. Y aún más si son transexuales. ¿Por qué Nacho sigue acompañándolas? En seguida nos da la respuesta. «¿Cómo podía dejarle a él, o a ella, si Dios nunca me ha dejado? En ese momento volví a entender el método del cristianismo: Dios alcanza al hombre a través de alguien ya atravesado por Él. Sufrí una auténtica conmoción en el corazón. La misericordia, el amor por la miseria, delante de mis ojos». Además, Nacho disfruta con esta vida de acompañamiento; no le supone una carga que deba aguantar titánicamente o con malestar. «Está siendo espectacular, las voy viendo, como con ellas. Esconden un gran drama, pero nos lo pasamos bomba».
Llegados a este punto interviene Astrid para contarnos su historia. Su padre, uno de los cocineros de Pablo Escobar en Villa Nápoles, abandonó a la familia porque quería una niña. Su madre se suicidó cuando tenía nueve años. Abusaron de él sexualmente cuando era solo un niño. Acabó en la calle, donde se prostituyó para sobrevivir y mantener a sus hermanos. Aprendió a delinquir. Nos confiesa que tiene múltiples heridas en el cuerpo, por puñaladas y disparos. «Siempre buscando la paz» y con una constante petición a la Virgen, viaja por el mundo, donde acaba en Barcelona, después de haberse operado en Bangkok para cambiarse de sexo. Y es ahí donde conoce a Nacho. Al cabo de un tiempo, su nuevo amigo se la lleva a Medjugorje. «El Señor puede con toda situación, nunca es tarde. Yo quiero salvar a mis amigas y que sientan lo que yo sentí». Astrid experimenta el amor incondicional y es entonces cuando se vuelve colaboradora de la redención. Astrid, exprostituta transexual, ha precedido a muchos. Pero la misericordia es un «arma» de doble filo. Nacho afirma que esta experiencia le está cambiando. «Es una bomba de relojería para ellas pero, sobre todo, para nosotros». Y declara también que precisamente la misericordia es el golpe más duro. «Dios quiere a las personas, a estas prostitutas, así como son. Se llamen como se llamen, sean hombres o mujeres. Son queridas como son ahora, con su pasado y su presente». Esto deleita especialmente mi ánimo: el amor sin condiciones.
«Astrid ahora viene al Camp Nou con nosotros». Impresiona la potencia de lo que está sucediendo en Barcelona, en los alrededores del Camp Nou –zona cuya fama callejera en el mundillo de la prostitución la precede– a raíz del deseo de un hombre corriente, con su trabajo y su familia, de ir al encuentro de las periferias. Dios está prefiriendo a las prostitutas. Bendito pecado que mereció tal redentor.