«La esperanza es el termómetro de la fe»

“Aquí, ahora, ¿hay esperanza?”. Bajo este título, el obispo de Getafe compartió una jornada de fin de curso con la comunidad de CL de su diócesis, y compartió una pregunta que le hizo una joven y que aún no ha olvidado: «¿Es que hay que esperar algo?»
Yolanda Menéndez

El pasado sábado 26 de junio, la Fraternidad de Comunión y Liberación celebró su jornada de fin de curso con el obispo de Getafe, monseñor Ginés García Beltrán, en una tarde de testimonios con José Luis Jiménez, profesor de Secundaria que ha pasado por el impacto del Covid en primera persona y sobre todo en su mujer, que pasó casi dos meses en cuidados intensivos; Clara Fontana, directora del colegio internacional Kolbe de Villanueva de la Cañada, y Juan Sánchez, abogado y padre de familia. Los tres relataron su experiencia del último año, lleno de dificultades añadidas debido a la pandemia, en un acto que llevaba por título “Aquí, ahora, ¿hay esperanza?”.

Tras escuchar los testimonios, don Ginés quiso agradecerlo, sin intención “de añadir ninguna palabra sino dar yo también mi testimonio de este tiempo y de por qué puedo afirmar, como vosotros, que aquí, ahora, hay esperanza”. Beltrán compartió uno de los recuerdos que asegura que más le ha impactado en su vida pastoral. “Estaba visitando una localidad pequeña, rural, y quise estar con los jóvenes, un grupito de menos de diez, y no había manera de que abrieran la boca. Cuando ya se me acabaron los recursos, les pregunté directamente qué esperaban. Después de un rato de silencio que se me hizo larguísimo, una chica de 17 años pregunto: ‘Ah, ¿pero es que hay que esperar algo?’. Os puedo asegurar que aquel ‘¿hay que esperar algo?’ me partió el corazón. Esa noche no podía dormir. Y pienso que eso es lo que hay en el corazón de muchísimos de nuestros contemporáneos. ¿Hay que esperar algo? Me recuerda el absurdo de la espera que tan bien ilumina la obra de uno de los grandes dramaturgos del siglo XX, Samuel Beckett, Esperando a Godot, con ese personaje que está en la estación del tren y no sabe dónde va, no sabe si viene el tren, no sabe quién viene, no sabe lo que espera… Creo que eso es lo que hay en el corazón de muchos hombres y mujeres hoy: la esperanza ausente de contenido”.



Para que la esperanza pueda ser más que una mera palabra vacía, para que pueda llenarse de contenido, García Beltrán afirmó que es necesario encontrar la “horma de nuestro zapato”, es decir, “la medida de nuestro corazón”, que no se llena cuando lo vamos colmando de cosas pasajeras. Este ha sido una de sus reflexiones últimamente, celebrando el Sagrado Corazón de Jesús, emblema de su diócesis. “Nuestro corazón está hecho a la medida del corazón de Dios y por tanto no descasará mientras no entre en el corazón de Dios. El corazón de Dios es nuestra horma, y cuando nosotros queremos hacer el corazón a la medida del mundo, nuestro corazón no encaja, y por eso no espera”. Don Ginés insistió en señalar la diferencia que existe entre esperanza y espera. “La espera brota de mi corazón y la esperanza viene a mi corazón, no es algo que yo me dé, tiene que venir. Como decía Pèguy, la esperanza es la hermana pequeña de las virtudes. La caridad hace hospitales, la fe hace catedrales, pero la esperanza es la que da sentido a todo, es el mejor termómetro para ver cómo anda tu fe. Cuando falla la esperanza, es que falla la fe”.