Queridos amigos,
ayer falleció en Santander Carmina Salgado, después de un infarto de corazón y tras ser intervenida de urgencia. Junto a su marido, José Miguel Oriol, y el matrimonio Carras y Jone, fueron los primeros que siguieron la experiencia del movimiento en España, después de conocer a don Giussani.

Mi primera reacción ha sido la del agradecimiento por la entrega total de su vidapor la expansión del movimiento en nuestro país. Somos deudores de su sí. Su pasión por Cristo encuentra ahora su culmen: “si vivimos, vivimos para el Señor, si morimos, morimos para el Señor. En la vida y en la muerte somos del Señor” (Rm 14,8).

Os propongo que recéis por ella el rosario para que la misericordia de Dios Padre, que Carmina conoció en la carne de su Hijo, la acoja en su seno. Y sobre todo para que la verdad a la que nos llama este momento nos encuentre a todos dispuestos a dar la vida por Cristo como ella hizo.

Un abrazo a todos
Ignacio Carbajosa