Bajo el mismo cielo. Venta de belenes en Pedralbes

Un grupo de amigos organiza una venta de belenes en el mercadillo navideño de la ciudad barcelonesa. Cubrir los turnos de todo el día se presentaba como un desafío, pero al final hubo gente de sobra. «¿Quién hace posible esta entrega?»

El pasado 2 de diciembre, en el marco de la campaña Manos a la obra, de la ONG CESAL, estuvimos vendiendo belenes y figuras hechas en Palestina por los cristianos, aquellos pocos que se resisten a abandonar sus casas en medio de un conflicto a veces más encubierto y, otras veces, menos. Somos conscientes de la importancia que este pequeño grupo tiene en la tierra donde nació el cristianismo. Lo hacemos a través de CESAL, que colabora con Construyendo Puentes, una ONG que quiere ayudar a sostener económicamente con la venta de esta artesanía: de hecho, esta es casi la única posibilidad de trabajo que les queda a los cristianos de esa región.

El lugar en el que se realizó dicha venta fue el Mercat de Nadal de Pedralbes, un mercadillo que se lleva a cabo cada año por estas fechas en una placita preciosa frente al monasterio gótico, en Barcelona. En la plaza había más de 80 mesas de ventas, pero seguro que ninguna como la nuestra. En cierto sentido, siempre da un poco de vértigo aquel momento en que uno se lanza a proponer algo que puede suponer un esfuerzo que dure todo el día. No se puede dar por descontado que haya amigos disponibles a dar su domingo, o parte de él, para sostener un gesto que es un sí para cada uno, pero que vivido solitariamente puede también convertirse en un agobio y quedarse en nada.



En el aviso a la comunidad pedía voluntarios con disponibilidad para llenar el horario del día en turnos de dos horas, con solo ocho hubiéramos cubierto perfectamente los turnos... Pero, para mi sorpresa, se llegaron a ofrecer más de 25 personas, y otros muchos que se presentaron espontáneamente para acompañar, con familias, amigos e incluso padres con el peto de CESAL. Yo participé solo en el montaje… no hizo falta nada más. ¡¡Y lo vendimos casi todo!!

Gracias al trabajo de la última Escuela de comunidad, me estuve preguntando durante el transcurso de esa jornada: «¿por qué parece tan “fácil” la respuesta de tantos amigos? ¿Quién ha hecho posible esta entrega?». Yo he podido reconocer en esto que vivimos una unidad que surge como fruto de la seriedad y el afecto al seguimiento del camino que se nos propone. Puede parecer un gesto pequeño, pero grande por su significado: todos bajo el mismo cielo.
Silvia, Barcelona