¿Está el cristianismo en vías de extinción?

La presentación del libro del cardenal Angelo Scola con el rector de la Universidad Francisco de Vitoria, Daniel Sada; el rector de la Universidad San Dámaso, Javier Prades; la catedrática de Filosofía moral y política de la UNED, Amelia Valcárcel
Jesús Iglesias

La iniciativa responde a la vocación universitaria: la búsqueda entre todos de la verdad, que siempre se da en una circunstancia histórica y que nadie puede agotar. En esta ocasión, esta indagación partió de la pregunta que da título al libro ¿Postcristianismo? El malestar y las esperanzas de Occidente, que se puede reformular así: ¿está el cristianismo en vías de extinción? Con ella resuena la misma pregunta de Jesús: «Cuando venga el hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?».

El encuentro, organizado por el Instituto John Henry Newman de la Universidad Francisco de Vitoria, quiso iluminar la respuesta a estas preguntas, que Amelia Valcárcel, catedrática de Filosofía moral y política de la UNED, planteaba de esta forma: «¿Para qué sirve ahora la religión?». En este mismo sentido, Javier Prades, rector de la Universidad San Dámaso, destacaba que una de las claves del libro es «en qué sentido y por qué el hecho cristiano es conveniente para la vida».

El cardenal Angelo Scola, en su intervención por videoconferencia, constató que «en nuestras sociedades plurales postseculares conviven cosmovisiones diferentes que pueden asumir entre sí distintos aspectos dialécticos» y advirtió también de los «fundamentalismos e integrismos». La secularización, según explicó, surge a partir de la modernidad, cuando «el acontecimiento de Jesucristo comienza a ser discutido radicalmente y se quiere superar haciendo referencia a otros universales supuestamente secularizados».



Pero la clave que monseñor Scola quiso destacar es que «el camino para comunicar la verdad y la conveniencia de la experiencia cristiana consiste en dar a las relaciones un sabor particular». Esto es, «el sabor que Cristo otorga a las relaciones y que no es fruto de nuestras capacidades». De este modo, se refirió al testimonio como la vía para encontrar respuesta a las preguntas planteadas.

Frente a una idea de religión que aparece en la modernidad basada en “los límites de la razón” y que trata a Cristo como «figura ética número uno, que otros no pueden alcanzar pero que nos ha transmitido lo que hoy podemos profundizar y transmitir con los límites de la mera razón», Scola señaló al testimonio como elemento vital del cristianismo, que muestra la pertinencia del hecho cristiano para las circunstancias de la vida. Esa vida que los cristianos comparten con los demás hombres.

De este modo, Scola afirmó que sigue siendo posible transmitir el Evangelio en el actual contexto postsecular. Y así, destacando este punto histórico, que Valcárcel agradeció, quiso acoger los retos actuales y advirtió que «las nostalgias sobre lo que en tiempos fue el cristianismo, antes de la modernidad, son sueños abstractos». O, dicho de otro modo, «si el cristianismo no sabe dialogar adecuadamente y teme asistir a la escuela de las preguntas del hombre, para acogerlas y abrirlas de par en par, estará destinado a ser un postcristianismo, una especie de anestesia demasiado débil y, a estas alturas, inútil a la hora de afrontar los dolores del parto», como concluyó el rector de la UFV, Daniel Sada, citando el libro.

Ante los retos de este “cambio de época” que el papa Francisco señala como la circunstancia histórica en la que estamos llamados a dar testimonio, Scola afirma en su libro que es posible creer en nuestro tiempo «si encontramos al menos un hombre sobre la faz de la tierra que reconozca en Cristo y en su Iglesia la fuente de su esperanza».